En Bolivia, la tasa de empleo informal ha alcanzado un alarmante 80.8% al tercer trimestre de 2023, según el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado «Panorama Laboral 2023».
Esta cifra es particularmente preocupante, especialmente entre las mujeres, donde el 83% se encuentra empleada en la economía informal, en comparación con el 78% de los hombres.
La pandemia y la actual crisis económica han empujado a un creciente número de jóvenes, mujeres y profesionales hacia la informalidad laboral. La falta de empleo formal, la alta carga tributaria y las desfavorables leyes laborales son algunos de los factores que contribuyen a esta situación.
En Tarija, la situación es aún más grave debido a la recesión económica y la baja presencia de empresas privadas. Muchos profesionales graduados se ven obligados a dedicarse a actividades informales como el servicio de taxis o la venta de ropa y comida.
La informalidad laboral no solo afecta la calidad del empleo y el acceso a derechos laborales fundamentales, sino que también reduce la recaudación fiscal del Estado y distorsiona la economía al favorecer productos más baratos sin considerar la calidad.