Durante el vuelo de Cochabamba a Tarija, el avión de Boliviana de Aviación (BoA) registró una pérdida de presión en uno de los dos sistemas de aire acondicionado (presurización). Este incidente destacó la importancia de los protocolos de seguridad en la aviación.
Por procedimiento y seguridad, el avión retornó a Cochabamba. Los pasajeros, aunque inconvenienciados, cambiaron de avión y continuaron su viaje a Tarija.
La decisión de suspender el vuelo fue crucial para evitar consecuencias graves. Si no se tomaba esta medida, los pasajeros y la tripulación podrían experimentar una disminución de oxígeno en la sangre, lo que podría llevar a la incapacitación o incluso a la muerte.