Atentado contra el expresidente Evo Morales, donde vehículos policiales en coordinación con militares, utilizados en el ataque, habrían buscado refugio en la Novena División del Ejército.
Militares confirman que los policías en coordinación con militares hicieron el operativo para asesinar a Evo Morales.
Aunque medios financiados por el gobierno de Luis Arce sostuvieron inicialmente que se trataba de una “aprehensión”, el Viceministro de Seguridad Ciudadana, Roberto Ríos, aseguró que no existía orden de captura alguna contra Morales, generando contradicciones de sus medios y el Gobierno.
Los detalles del incidente sugieren un plan bien coordinado, con testigos y videos mostrando cómo policías y militares apostados en puntos estratégicos abrieron fuego contra la comitiva de Morales. Tras el fallido intento de asesinato, los atacantes se habrían escondido en la base militar, donde luego un helicóptero los evacuó hacia Santa Cruz. Según testimonios, la presión popular obligó a los militares a entregar los vehículos involucrados en el ataque, evidenciando una aparente complicidad entre fuerzas de seguridad y la operación de los agresores.
El cambio de narrativa oficial, que pasó de una supuesta “detención” a la insinuación de un “autoatentado”, ha encendido la furia de la poblacion, quienes ahora piden justicia y exigen la identificación de los autores materiales e intelectuales detrás del intento de asesinato. Esta situación ha movilizado a sectores sociales, temerosos de que el gobierno de Arce y sus aliados mediáticos busquen manipular la verdad para evitar un escándalo mayor.
Los bolivianos exigen transparencia mientras los indicios apuntan a un entramado de intereses políticos del Gobierno de Arce que intentan borrar toda sospecha de los eventos, dejando al país en vilo ante la crisis económica antes de que existieran los bloqueos, la población pides soluciones a la.economia, dólares y combustible.